Era el 2012 cuando un grupo de excompañeros, todos rondando los 30 años, se reunieron para un asado. En ese momento, Paraguay estaba experimentando un crecimiento económico significativo. En medio de ese ambiente de bonanza, Joaquín "Joaco" González, fundador de Biggie, lanzó una simple pregunta a sus amigos reunidos: "¿Qué podemos hacer? Somos jóvenes, tenemos la energía y el momento es propicio. ¿En qué podemos emprender?".
La idea surgió casi de inmediato, entre risas y debates, se dieron cuenta de una necesidad latente: la posibilidad de hacer compras nocturnas. En ese momento, las opciones eran limitadas. Las estaciones de servicio ofrecían un surtido muy básico y las bodegas estaban enfocadas casi exclusivamente en bebidas alcohólicas. La carencia de opciones para compras nocturnas fue evidente durante ese asado, cuando se quedaron sin carbón y tuvieron dificultades para encontrar una tienda abierta donde comprar más.
Giuliano Caligaris, otro de los fundadores, recuerda que "fue un asado que se organizó a último momento de la tarde y en aquella época uno llevaba lo que tenía en la casa para aportar y que surja el asado". A partir de esa necesidad fue naciendo la idea de una tienda de conveniencia abierta las 24 horas, un lugar donde se pudiera encontrar una variedad completa de productos en cualquier momento del día.
El llamado a la acción
Aquel encuentro entre ex compañeros pudo haber terminado como muchos otros; la diferencia, la visión y tenacidad de Joaquín González. "En esa época, por diferentes cuestiones, me encuentro sin trabajo y ahí empecé a armar de todo para ver qué podía hacer, y fue ahí, que le digo a mis compañeros, si no emprendemos ahora, nunca más lo vamos a hacer", cuenta Joaquín, que terminó esa reunión de madrugada luego de pasar la noche debatiendo ideas con sus amigos.
Caligaris recuerda vívidamente el momento que la idea se empezó a volver un proyecto y relata que, "el lunes siguiente al asado me estaba preparando para ir a la oficina y a las 7:00 am me llama Joaco y atiendo preocupado porque no es normal que alguien llame a esa hora, y de entrada me pregunta, ¿vamos a hacer o no lo que hablamos en el asado?".
Ese llamado fue el disparador que necesitaba la idea para empezar a materializarse. Rápidamente, Joaquín y Giuliano incluyeron a Rodrigo Mendelzon a la conversación, quien no participó del asado, pero tenía el conocimiento del sector retail. Desde ese momento los tres socios empezaron a pulir aún más la idea de la tienda de conveniencia; ubicación, tamaño, productos, exposición, etc.

La primera tienda: Federación Rusa
Meses después; en octubre del 2013, sobre la calle Federación Rusa, se inaugura la primera tienda bajo la hoy famosa marca "Biggie". "Fue un proyecto que comenzó con una estructura muy básica: un contador, una persona en compras, otra operativa y Rodrigo Mendelzon, liderando las operaciones diarias desde una pequeña oficina", comenta Caligaris, siendo éste el equipo que hoy maneja más de 200 tiendas y 3.500 personas, y con un plan de abrir 50 puntos más en el corto plazo.
El primer depósito de Biggie, ya que el local no tenía las dimensiones necesarias para tener almacenamiento, fue el garage de la casa de los padres de Giuliano, dada la proximidad con la tienda. "Me acuerdo que le pedimos a mi mamá que nos preste su garage para usar de depósito y así bajar las bebidas, y al tercer día, la camioneta de un proveedor se lleva por delante el portón", recuerda Caligaris entre risas.
Desde el primer día, la reacción de los consumidores fue positiva. El modelo de tienda 24 horas traccionó bien desde el inicio. La primera tienda rápidamente duplicó las expectativas de ventas planteadas en los cálculos iniciales. La respuesta del mercado fue tan favorable que, en un periodo de tres a cuatro meses, Biggie abrió dos tiendas más: una en el microcentro de Asunción y otra en San Martín, casi Bruselas. Ambas tiendas rindieron de manera excelente, demostrando que el modelo de negocio tenía un enorme potencial.
Sacrificios y dedicación
Los primeros años fueron de mucho sacrificio para los 3 socios ya que dividían su tiempo entre sus trabajos y la gestión de los locales. Dedicaban la mañana antes de ir a sus trabajos, las horas de almuerzo y las noches a supervisar y planificar el crecimiento de la empresa. Los fines de semana eran dedicados por completo a Biggie, trabajando en equipo para afinar cada detalle y mejorar la operativa.
Las familias acompañaban los fines de semana. "Íbamos a mirar cada detalle, cada góndola, la construcción, la obra, el cargado, dónde va a quedar mejor, los condimentos, las frutas, las verduras, la limpieza, etc", cuenta Caligaris.
El postre, la gran diferencia
A medida que Biggie crecía, también lo hacía la necesidad de diversificar la oferta de productos y servicios. Desde el principio, los fundadores buscaron generar una experiencia de compra completa para sus clientes. No querían que Biggie fuera vista simplemente como una bodega, sino como un lugar donde toda la familia pueda encontrar lo que necesitaba.
Según Caligaris, allí nace la importancia del postre ya que "comenzamos a desarrollar la categoría de postres porque queríamos que la familia se sienta cómoda. Yo quiero que la gente tenga la facilidad de ir a una tienda donde compre el fin de semana: el almuerzo familiar, la sobremesa y el postre. Comenzamos a invitar a las pequeñas emprendedoras y emprendedores, nosotros le golpeamos la puerta a cada una de estas empresas porque veíamos como algo estratégico que no había en el mercado. El postre fue una categoría clave para no encasillarse en un modelo de bodega y para realmente abrir las puertas a las familias".
Esta estrategia permitió a Biggie no solo diferenciarse en el mercado, sino también crear una red de apoyo para pequeños productores y emprendedores locales.

Un modelo diferente
Tanto González como Caligaris, creen que una de las razones del éxito de la empresa es que "todo el tiempo estamos probando cosas nuevas y tratando de mejorar en todo lo que hacemos. El secreto está en probar la mayor cantidad de cosas, pero siempre probando lo más barato posible, y así fuimos mejorando en todos los procesos, pero aún nos queda mucho por recorrer", cuenta Joaquín a lo que Giuliano agrega "nunca nos detenemos a lamentarnos por un error, nosotros pasamos de tema".
La pandemia y el desafío de mantener el modelo
La pandemia de COVID-19 trajo consigo numerosos desafíos para Biggie. Aunque inicialmente hubo una corrida de consumidores buscando abastecerse, las restricciones de movilidad y el miedo al contagio afectaron significativamente las ventas. Durante los meses más duros, muchas tiendas operaron con facturación cero en ciertos rangos horarios, especialmente durante las noches en las que había restricciones de movilidad.
"Nosotros, por preservar los puestos de trabajo y por mantener el espíritu del modelo de negocio nos decidimos en seguir abriendo aunque sea facturación cero en los horarios donde estaban las restricciones (...) Mantuvimos nuestras tiendas abiertas, en aquel momento teníamos cerca de 2.000 colaboradores, todos estábamos pasando mal y no era una opción cerrar las tiendas", resalta Giuliano sobre el que fue uno de los momentos más difíciles para la compañía.
A pesar de estas dificultades, Biggie decidió mantener sus tiendas abiertas siguiendo el espíritu del modelo de negocio. Esta decisión no fue fácil, ya que la empresa enfrentaba la posibilidad de quebrar si las restricciones se prolongaban, según el mismo director.
De la A a la Z
Desde sus inicios, la empresa ha mantenido una filosofía clara: ser abiertos y generar experiencias únicas para los consumidores, mientras maximiza la eficiencia operativa para sostener una expansión constante. Inicialmente, colaboraron con diversos arquitectos y empresas especializadas en revestimiento de imagen, cartelería
y fabricación de góndolas de madera.
Con el tiempo, decidieron crear su propio taller para producir góndolas, aprendiendo en el proceso y montando una unidad especializada. "Decidimos empezar con los muebles, nosotros no somos carpinteros pero creemos que siempre va a haber alguien que te va a encaminar y con quien vas a poder aprender. Después pasamos a tener un taller, luego a un equipo encargado de los terrenos, y así fuimos armando e integrando estas actividades", aclara Giuliano. Motivados por este éxito, asumieron la construcción completa de sus tiendas, formando una unidad interna que va desde la cartelería y góndolas hasta la gestión, ubicación y negociación de las propiedades.

Innovación y futuro: Biggie Farma
En busca de innovar y mejorar la experiencia del cliente Biggie exploró la idea de integrar farmacias a sus tiendas de conveniencia. Este modelo, común en países desarrollados, ofrece grandes beneficios tanto para los consumidores como para la operativa de las tiendas. La sinergia entre ambos negocios permite diluir costos y ofrecer una propuesta de valor más completa.
El plan es replicar el éxito de las tiendas de conveniencia integrando farmacias que ofrezcan un amplio horario de atención y un modelo de compra cómodo y accesible. Este nuevo paso representa una evolución natural en el camino de Biggie hacia convertirse en un referente integral en el mercado paraguayo. El objetivo de los socios es llegar a las 300 tiendas en 5 años.
Centro de distribución
El nuevo paso para Biggie es tener su propio Centro de Distribución. "Era impensado seguir creciendo a nivel país sin el Centro de Distribución, la idea es salir en el segundo semestre del 2025, con un predio de 20.000 m2 en la primera etapa, pero seguiremos sumando más metros, porque sumaremos una fraccionadora, una carbonera y una panadería entre otras cosas y ahí sumaremos unos 15.000 m2 más", cuenta Joaquín.
Nuevo socio y el plan internacional
En enero del 2024, el Grupo Azeta dio a conocer que firmó un acuerdo para adquirir el 50% del paquete accionario de Biggie S.A.. Además la cadena anunció que planea desembarcar con su modelo de negocios en Uruguay en los próximos años.
Sobre la razón de vender, Caligaris lo vio como una apuesta para dar un gran salto en las operaciones y aclara que "nos encontramos con un Grupo que tiene una trayectoria y un camino recorrido que podría dar un aporte muy valioso a la empresa; por ejemplo, los procesos internos que manejan, como también el desarrollo de nuevos negocios".
De 1 tienda a 500
La idea que empezó en un asado en 2013 este año llegará a facturar US$ 250 millones, según la estimación de Forbes Paraguay. Además, el plan de expansión que contemplan los directivos es llegar a las 500 tiendas de conveniencia en los próximos años. Mientras que, con Biggie Farma, planean inaugurar 120 puntos en el corto plazo y llegar hasta las 300 para el 2030.

Amistad en tiempos difíciles
El secreto para sortear los tiempos difíciles en la empresa y mantener aún los lazos de amistad, que son la base de la fundación de la compañía para ellos, fue "desde el primer momento que empezamos a soñar con esto nos delimitamos tareas bien asignadas y siempre fuimos sumamente prácticos para tomar decisiones en conjunto sin cuestionar. Creemos que la equivocación es parte del día a día para nosotros, nunca le dimos tiempo a que un error sea un problema, rápido se cierra el capítulo y se pasa al siguiente", relata Caligaris.
Aprendizajes y reflexiones
A lo largo de estos diez años, los fundadores de Biggie han aprendido innumerables lecciones. Uno de los aprendizajes más valiosos ha sido la importancia de la flexibilidad y la disposición a cometer errores. Para Caligaris, "el mayor aprendizaje es que una vez que uno tiene un objetivo o tiene fijada la intención de desarrollar algo, tiene que llegar hasta el final. Seguro en el camino te vas a equivocar o vas a tropezar, incluso muchas cosas no van a salir como se planifican, pero uno tiene que estar dispuesto a equivocarse".
Desde el principio, los socios adoptaron una mentalidad abierta, donde equivocarse no era un problema, sino una oportunidad para aprender y mejorar. Otro aprendizaje fundamental ha sido la importancia del apoyo familiar y comunitario. Desde el uso del garage de la madre de Giuliano hasta la colaboración con pequeños productores locales, lo que evidencia que el espíritu de comunidad ha sido un pilar en el crecimiento de Biggie.
Además, la pandemia demostró la importancia de la resiliencia y la capacidad de adaptación. Mantener las tiendas abiertas a pesar de las dificultades mostró el compromiso de Biggie con sus clientes y empleados.
Inversiones
Sobre en qué invierten hoy los socios; Joaquín González es muy claro cuando dice "me gusta que se vea la inversión, bitcoin ni loco, invierto solamente en lo que puedo ver, tocar y sentarme encima", por su parte, Giuliano Caligaris, invierte en "herramientas financieras y en bienes raíces, sigo mi filosofía personal que es tener un equilibrio entre el comercio (la empresa), la tierra y la disponibilidad de liquidez".