Forbes Paraguay

Un irlandés enamorado de la tierra guaraní

Santiago Zavattiero Director Editorial

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Conor McEnroy: Su plan era quedarse 2 años, lleva más de 20 y no planea irse. Recorre su historia desde que compró un pequeño banco y lo transformó en un gigante de las finanzas.

El 27 de junio de 2004, Conor McEnroy, un ciudadano irlandés que había vivido en Londres, Milán y Nueva York, aterrizó por primera vez en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi.

Ese día conoció no solo al banco que había comprado apenas dos días antes, sino también a la tierra guaraní que, con el tiempo, adoptaría como propia. Había dedicado su vida al sistema financiero y se especializó en la resucitación de bancos tras la llamada "década perdida". Esa experiencia le permitió entender las entrañas de las instituciones y aprender a diferenciar si quien estaba en problemas era el banco o el dueño.

Conor McEnroy Sudameris
Portada 8 Forbes Paraguay

No cree que su llegada a Paraguay haya sido casualidad. Con la naturalidad de quien conoce su oficio, explica que, cuando uno se dedica a levantar bancos y ya resucitó más de cincuenta, en algún momento inevitablemente le van a ofrecer uno. Así fue como llegó a sus manos una carpeta del Intesa Sanpaolo, el grupo bancario con sede en Turín, Italia, que le ofrecía hacerse cargo del Sudameris, un banco pequeño y en malas condiciones. Pese a la opinión contraria de sus colegas, McEnroy decidió tomar la oportunidad. Entre risas, recuerda que pasó "de Midtown Manhattan a Downtown Asunción".

Conor McEnroy, Presidente Sudameris
Conor McEnroy, Presidente Sudameris /  Fotografía: Guillermo Fridman

Pero detrás de esa elección había razones más profundas que un simple negocio bancario: en el Paraguay del año 2000 encontró ecos de la Irlanda de 1970. Veía un país donde el arpa era símbolo de la música, con poco más de seis millones de habitantes, una población joven, católica y singular hasta en sus contradicciones —como un obispo con hijos—. Una economía sustentada en la agricultura y la ganadería, un idioma indígena que inspiraba orgullo y un territorio desafiado por su geografía y vecinos gigantes, con los que mantenía una relación de amor y odio que incluso en otros tiempos llegó a reducir drásticamente su población. Para McEnroy, hablar de Irlanda es también hablar de Paraguay.

Entre 1995 y 2003, el sistema financiero paraguayo atravesó una crisis que dejó más de una decena de instituciones colapsadas. La supervisión era débil y el negocio financiero parecía herido de muerte. Para McEnroy, esa debilidad era también una oportunidad. Su diagnóstico era claro: sin dimensión, un banco no puede prosperar. Se necesita masa crítica, al menos un 10% del mercado, para asegurar el futuro.

Conor McEnroy, Presidente Sudameris
Conor McEnroy, Presidente Sudameris /  Fotografía: Guillermo Fridman

Su llegada coincidió con un escenario difícil. Ya en su primer mes en el país le ofrecieron comprar otros bancos, incluso Interbanco, que hoy es Itaú, por US$ 11 millones. Si bien reconoce la importancia y el compromiso de Itaú en Paraguay, recuerda que en aquella época los bancos estaban heridos y que el escenario no parecía tan favorable. Rechazó la oferta con una lógica contundente: aún debía resucitar Sudameris. Agregar otro banco hubiese significado pasar de un "quilombo chico" a un "quilombo grande", con más riesgos. Desde entonces, aprendió a analizar al menos tres veces cada paso antes de invertir o expandirse. Y el tiempo le dio la razón: en 2004 el patrimonio neto del banco era de US$ 20 millones; hoy alcanza los US$ 500 millones.

Su plan original era quedarse tres años, poner en marcha el banco y venderlo. Han pasado 21. No fue por falta de compradores: recibió tres ofertas; en la primera no quiso vender, en la segunda entendió que, si le ofrecían ese monto, era porque valía más y, en la tercera, ya había decidido quedarse.

Patrimonio Neto Sudameris

La visión de las 5 sillas

Su visión es sencilla. Paraguay, sostiene, necesita cinco bancos fuertes. Hoy, cuatro sillas ya están ocupadas en esa mesa y falta solo una. El proceso, explica, es mucho más ordenado que el de antes: quien tiene un modelo sólido se queda, y quien no logra sostenerlo termina vendiendo o fusionándose, sin desatar crisis en la calle.

En 2022, Sudameris absorbió al Banco Regional, duplicando su patrimonio y consolidándose como uno de los bancos más grandes del país. Mientras algunos de sus directivos no temen hablar de nuevas adquisiciones, McEnroy se expresa con cautela. Analiza cada oportunidad con detalle, convencido de que "el momento en que alguien quiere vender no siempre coincide con el momento en que él desea comprar".

Cuando Conor decidió comprar el Sudameris en 2004 fue diferente a la compra del Regional. En su momento, el Sudameris tenía otras ramas de negocio y Conor se desprendió de todas ellas para poder enfocarse en la banca. En la adquisición del Regional, esas ramas fueron mantenidas e incluidas en el portafolio del banco tiempo después. "No hicimos el rebranding el primer día; nos tomamos un tiempo para evaluar cada negocio, tomar la decisión correcta y, al fin, decidimos seguir en adelante", dijo.

Hoy no niega la posibilidad de hacerse con otra entidad, pero es directo al decir que "nunca se dice nunca y nunca se dice para siempre; hay un banco que quiero comprar pero no te voy a decir cuál es, pero no es uno de los que se cree que es". Su modelo de crecimiento es claro: orgánico, cliente por cliente, sucursal por sucursal, producto por producto. Y lo resume en una filosofía simple: no busca financiar viajes de placer, pero sí la compra de casas, autos o herramientas para un carpintero. Ese es el rol del banco, asegura, y lo más importante es ser un custodio confiable del dinero de los depositantes.

Conor McEnroy, Presidente Sudameris
Conor McEnroy, Presidente Sudameris /  Fotografía: Guillermo Fridman

Filosofía y valores

McEnroy gestiona el crédito bajo la regla de las "3C": Carácter, Capacidad de pago y Colateral. Insiste en que "nunca podría decirle a una abuela que no hay dinero para devolverle, porque un banco no es un inversionista. Es el carácter lo que define la integridad y los valores de una persona", resalta.

Su consejo para los jóvenes es pragmático: en los veinte hay que aprender, en los treinta practicar, en los cuarenta hacer dinero, en los cincuenta generar riqueza para la familia y, después de eso, dedicarse a lo que uno quiera. Con el paso de los años, su relación con el dinero también cambió. Hoy cree que el tiempo es más valioso que los billetes y que la persona más triste es la que necesita gastar para ser feliz. Prefiere compartir momentos con amigos y familia antes que buscar satisfacción en marcas o bienes materiales.

La paternidad reforzó esa visión. Con dos hijos, asegura que el papel de un padre es transmitir integridad, honestidad y transparencia. Afirma que es un lujo y una obligación garantizar que sus hijos sean buena gente. Al cerrar la entrevista, recuerda con especial emoción a su madre, a quien considera la mayor fuente de sus valores. De ella aprendió la integridad y asegura que, si debe elegir, aspira a ser "al menos la mitad de lo que ella fue".

Evolutivo Sudameris

Sueños y legado

Además del banco, McEnroy acaricia un sueño cultural: crear un museo nacional de arte que pueda ser referente como el Louvre o el Prado. Busca rescatar obras paraguayas del siglo XIX y ofrecer un espacio confiable a coleccionistas, al mismo tiempo que genere ingresos y sea sostenible en el tiempo.

Foster + Partners y el futuro de Sudameris

Recientemente, Sudameris anunció la construcción de su nueva sede central: Sudameris Plaza. El edificio, diseñado por Foster + Partners bajo la dirección de Norman Foster, tendrá 188 metros de altura y 39 pisos, y promete convertirse en un nuevo ícono del skyline asunceno.

"Esto era parte de una estrategia pensada. Cuando empezamos a ver a los bancos poner sus sedes, yo ya dije que sería el último, no el primero, y cuando vi que todos ya estaban asentados, ahí dije que era momento de tener nuestro trono", fueron las palabras de Conor. El diseño del edificio fue resultado de un concurso internacional en el que participaron 28 estudios arquitectónicos de los más importantes del mundo. La intención fue que el proyecto refleje la naturaleza del banco, con una fachada conservadora y no aventurera. "Cuando vi que se postuló Sir Norman Foster, ya sabía que ganaba. Es el rockstar en este rubro", destaca Conor.

La estrategia detrás de la elección de Foster + Partners es la de posicionar a Paraguay en el mundo.

sudameris plaza

Tulipanes o monedas

El banquero observa con distancia la irrupción de las fintech y los neobancos. Reitera que su papel es custodiar el dinero y que, si eso exige ser aburrido, está bien, porque la seguridad es lo primero. Su mirada crítica se extiende a las criptomonedas. Señala que en 2024 se robaron US$ 2.200 millones en Bitcoin y cuestiona su utilidad tanto como moneda de pago como reserva de valor. A su juicio, el Bitcoin funciona únicamente bajo la lógica de que alguien pagará más en el futuro, un mecanismo que compara con la tulipomanía holandesa del siglo XVII.

Respecto a la inteligencia artificial, la considera una herramienta valiosa, aunque limitada. Sirve para tareas lógicas o repetitivas, pero recuerda que el 95% de las decisiones financieras son emocionales y no algorítmicas.

La promesa de un niño

También recuerda con humor su primer millón. De niño, le prometió a su profesora en un internado irlandés que volvería a visitarla cuando fuera millonario. Cumplió esa promesa a los 31 años. Cuando habla de legado, lo hace con sencillez. Asegura que, al irse de este mundo, se llevará solo lo que no tenía al llegar: sus dientes. El dinero, dice, no es un fin, sino una herramienta para lograr algo más. Su filosofía de vida es que, si alguien hace algo bueno por uno, no hay que devolvérselo a esa misma persona, sino multiplicarlo con tres más.

Conor McEnroy Sudameris
Conor McEnroy de niño

Los pilares

El banquero cree que la estabilidad de la economía depende de dos pilares: la institucionalidad del Banco Central, como requisito para la estabilidad financiera, y la reforma de la superintendencia previsional, porque cualquier entidad que maneje dinero de terceros debe estar bajo vigilancia.

McEnroy es optimista sobre Paraguay. Está convencido de que, aun sin acción del gobierno, el país puede crecer al 4% anual, y que, con políticas acertadas, el ritmo puede elevarse al 5% o 6%. Reconoce, no obstante, que la formalización del mercado es un desafío pendiente. Recuerda que hace 20 años el país era prácticamente desconocido, mientras que hoy se lo percibe como un lugar con recursos, gente cálida y libre de conflictos bélicos. Admira el progreso alcanzado en apenas tres décadas y destaca la sencillez de su modelo económico, con un sistema tributario competitivo desde 2003. Conor siente gran admiración por lo que se ha desarrollado Paraguay, entendiendo que hace menos de 35 años el país estaba dirigido por coroneles y, a pesar de esto, se ha logrado mucho progreso.

sudameris

Paraguay: energía y forestación, los nuevos motores del país

Estamos en un momento clave para el desarrollo de Paraguay. "Si quieres entender cómo un país ocupa su tiempo, mira el PIB; si quieres entender cómo gana plata, mira sus exportaciones", señala Conor McEnroy.

Tradicionalmente, Paraguay exportó granos y carne, pero hoy se perfilan dos sectores que podrían marcar una revolución económica: la forestación y la energía. El país cuenta con tres zonas aptas para proyectos forestales, y dos de ellas ya están en marcha. McEnroy compara esta oportunidad con el camino recorrido por Uruguay, cuyo principal producto de exportación actualmente es el forestal.

El segundo rubro estratégico es la energía. Para él, Paraguay tiene la oportunidad de utilizarla como motor de industrialización. "El único camino que tenemos es utilizar toda nuestra energía", afirma. A su juicio, la ANDE (Administración Nacional de Electricidad) necesita recursos para invertir, ampliar líneas de transmisión y aumentar la capacidad de generación, porque lo único cierto del futuro es que se consumirá toda la energía disponible. La creación de nuevas fuentes energéticas será esencial para sostener el crecimiento y aprovechar al máximo el potencial del país.

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