El cerebro inicia su formación desde los primeros días de gestación y continúa fortaleciendo sus conexiones durante toda la infancia.
Según el Dr. Joel Sanabria, neurocirujano, el proceso clave es la mielinización: el "cableado" que permite transmitir información rápidamente y que sostiene el aprendizaje temprano.
Aunque parezca sorprendente, el volumen cerebral llega a su pico entre los 20 y 25 años. A partir de ahí, comienza un lento proceso de atrofia.
Este deterioro, explicó es natural, puede compensarse gracias a la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para generar nuevas conexiones.
Esa plasticidad se potencia a través de factores como el ejercicio físico, la exigencia cognitiva y la interacción social, los cuales estimulan la molécula BDNF, vinculada directamente con la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, región clave para la memoria.
"El cerebro, así como cualquier órgano, disminuye de tamaño con el tiempo, pero la neuroplasticidad permite aumentar las conexiones y recuperar habilidades", afirmó el neurocirujano.
La adicción a la recompensa inmediata
Sanabria advirtió que los cambios tecnológicos de las últimas décadas superan por mucho la velocidad de adaptación biológica del ser humano.
El resultado es una era marcada por la infoxicación: exceso de datos, estímulos permanentes, hiperconexión y un sistema de recompensa sobrecargado.
Las redes sociales, los reels y las notificaciones funcionan bajo el mismo principio que el experimento clásico de Skinner: recompensas impredecibles que elevan los niveles de dopamina. Este mecanismo, repetido miles de veces al día, altera el equilibrio basal del sistema dopaminérgico y vuelve al cerebro más demandante de estímulos intensos y continuos.
Según Sanabria, los reels están diseñados para darte información rápida, concisa y "dopamina barata".
Este patrón afecta especialmente a niños y adolescentes cuyo cerebro todavía está en formación. La Asociación Americana de Pediatría recomienda limitar el uso de pantallas antes de los dos años, aunque la realidad cotidiana complique esa aplicación.
Cómo la sobreestimulación afecta la atención
La hiperoferta de información causa lo que el especialista denomina parálisis de análisis: la dificultad para elegir entre demasiadas opciones, desde una serie en Netflix hasta decisiones laborales.
Además, la sobrecarga constante afecta el lóbulo frontal, región relacionada con la planificación, el autocontrol y la toma de decisiones, generando fatiga, impulsividad y menor productividad.
Uno de los síntomas más visibles de esta dependencia a la dopamina inmediata es la incapacidad creciente de tolerar el aburrimiento.
"Decile a alguien que se siente cinco minutos sin hacer nada y vas a ver lo difícil que es. Siempre buscamos una recompensa", sostuvo.
Frente a la avalancha de estímulos artificiales, tres elementos fundamentales para preservar la salud cerebral:
1. Relaciones humanas: Investigaciones de largo plazo, como el estudio de Harvard iniciado en 1938, demostraron que el principal predictor de bienestar no es el dinero ni el éxito profesional, sino la calidad de las relaciones sociales.
2. Movimiento y exigencia cognitiva: El ejercicio aumenta la producción de BDNF, mientras que actividades como leer, estudiar o interactuar con otros fortalecen las conexiones neuronales.
3. Menos multitarea, más enfoque: Sanabria toma como referencia el concepto de Slow Productivity de Cal Newport, que propone reducir la cantidad de tareas para concentrarse en las que generan verdadero impacto.
En sus palabras, "tal vez tenemos que hacer menos cosas, pero enfocarnos en las importantes y hacerlas con extrema calidad".
El desafío de reprogramar el cerebro
Finalmente mencionó que aunque el cerebro humano prácticamente no cambió en los últimos 50.000 años, el entorno sí lo hizo.
Y rápido, ese desfase evolutivo explica por qué tantas personas experimentan ansiedad, dificultad para concentrarse o agotamiento mental.
La solución, según el especialista, no es escapar de la tecnología, sino aprender a regular el entorno, limitar la exposición a estímulos constantes y fortalecer los hábitos que fomentan una mente más clara, adaptativa y productiva.