Forbes Paraguay
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Sus objetivos para los próximos 4 años. Cómo llegar al hambre cero y conquistar inversiones. Por qué admira a Lula aunque discutan por Itaipú. El efecto Milei y la profecía autocumplida con la que sueña para su legado.

09 Junio de 2024 06.00

Los presidentes no suelen ser portada de Forbes. Se reservan solo para casos excepcionales. La llegada de Forbes a Paraguay es una de ellas. A lo largo de una hora, el presidente Santiago Peña conversó sobre el futuro de corto y mediano plazo. Desde la negociación por Itaipú y la modernización de ANDE hasta su relación con Lula o Milei. Desde los desafíos más extremos como alcanzar el Hambre Cero hasta conquistar nuevas inversiones que permitan a Paraguay dar un salto al desarrollo: “Somos un país de verdad, una apuesta estable y segura”, es su mensaje al mundo. De todos estos temas y mucho más charló con Forbes Paraguay.- 

 

Paraguay tuvo el mayor crecimiento económico de la región en 2023 y una reciente alza en la calificación de riesgo, ¿cómo nos ve el mundo? 

Paraguay consiguió demostrar que es un país estable macroeconómicamente y hoy ya nadie discute nuestra fortaleza. Cuando hace unos 12 años salíamos a mostrar al Paraguay, estábamos en una situación probablemente de menor reputación internacional, ya que veníamos del juicio político a Fernando Lugo. En esta época no era muy evidente la fortaleza económica del país y el evento del juicio político, más la suspensión de Paraguay por parte del Mercosur nos puso en el nivel más bajo de reputación. 

 

¿Qué cambió desde entonces? 

A partir de ahí fue un proceso de construcción de una imagen, no solamente mostrar una democracia consolidada con instituciones políticas, sino también una tradición de estabilidad que en estos 12 años se ha consolidado pese a las subidas y bajadas del crecimiento mundial y regional. Además la pandemia fue también una prueba de fuego en la que Paraguay fue el que menos se vio afectado. Tenemos una robustez económica y somos estables. 

 

Fotografía Santiago Peña Palacios

 

¿Estaremos entre los protagonistas para las inversiones en la región? 

Estamos en ese proceso de consolidación, tenemos programas como Paracel (US$ 4.400 millones de inversión en una fábrica de celulosa) y otros varios nuevos proyectos que van a mostrar esa visión adicional o nueva de Paraguay. El sello distintivo del país será el de una economía verde. Paraguay tiene una matriz energética 100% renovable, lo que consumimos de energía es 100% renovable y no hay muchos países con excedente de energía eléctrica. Este matiz de una industria tan importante como la forestal y de celulosa, que en nuestro caso representa la instalación de una empresa papelera es un adicional del 4% del PIB, además todo indica que podríamos tener tres plantas celulosas.El impacto en la economía será tremendo, donde la forestación va a competir con la ganadería y lo he visto en Uruguay y lo que ha generado en nuevas inversiones, porque esto no es solamente plantar un árbol, esto es desarrollar una industria que tiene diferentes aristas. 

 

¿Cómo se logra el efecto derrame de lo macro a lo micro? 

No podemos desconocer que el efecto derrame se ha dado en el país y eso está demostrado matemáticamente. Pasamos de un nivel de pobreza de casi 50% del año 2002 al 22,7% en 2023. Esas reducciones están explicadas en parte por una economía que crece y en parte, por desplegar redes de protección social, con programas como Tekoporã y Adultos Mayores, por citar algunos. Estamos encaminados a eliminar la pobreza extrema y ahí tenés programas como “Hambre Cero” que tocan ese sector muy particular, donde el 40% de la pobreza está concentrado en niños hasta los 15 años de edad, y aparte de todas las externalidades positivas en retención escolar y en lo que es dinamismo económico en las localidades, también va a ayudar a eliminar la indigencia y disminuir los niveles de pobreza de manera muy importante. 

 

Fotografía Santiago Peña Palacios

¿Cómo se bajan los niveles de pobreza? 

La pobreza no es una condición, no es algo que nosotros estamos enfrentados y no podemos resolver, lo podemos resolver y eso es en lo estamos nosotros hoy abocados dentro del gobierno, encontrando dentro de las herramientas que hoy estaban un poco difusas y separadas, pidiéndole que trabajen cada vez mejor. El Equipo Económico, el Gabinete Social y Consejo de Defensa Nacional son los tres anillos que establecen las políticas públicas que estamos entregando. 

 

¿Qué implica el desafío de poner en condiciones la ANDE y la negociación de la tarifa de Itaipú con Brasil? 

Los paraguayos le impusimos a la ANDE un escenario donde prácticamente es la única empresa de servicios públicos que no tiene reajustes: siendo ministro de Hacienda en el 2017 hice el primer ajuste en 14 años de la tarifa. En estos 20 años la ANDE tuvo sólo un aumento y no creo que haya en el mundo una empresa de servicios que haga inversiones, aumente su oferta y todo esto sin aumentar la tarifa. Con esta restricción presupuestaria, la ANDE expandió su red eléctrica y hoy sabemos que hay una necesidad de inversión de cerca de US$ 6.000 millones. Se está invirtiendo a un ritmo de US$ 300 millones al año y es ahí donde deberíamos acelerar este proceso a unos US$ 500 o US$ 600 millones por año. 

 

Tenemos que dejar la mediterraneidad mental para insertar a paraguay en el mundo y así desarrollarnos más rápido

 

¿Cómo se acelera ese proceso? ¿De dónde sale la inversión? 

Mi anhelo es que en la medida que Paraguay se consolida en el mercado internacional como un emisor cada vez más confiable y en puerta de ser grado de inversión, la ANDE debería ser un emisor regular también de deuda en estos mercados, hoy depende del Banco Mundial o de otros multilaterales y estos caminos son buenos, pero siempre son más lentos. Podemos seguir invirtiendo US$ 300 millones al año y cerrar la brecha en 20 años o decidir adelantar el proceso de inversión y que esto nos genere mayores ingresos. Porque la realidad es que si la ANDE fuese capaz de transmitir y distribuir el 100% la energía va a generar beneficios para el país, beneficios para la ANDE y beneficios para el fisco, porque esos megawatts se van a convertir en trabajo para paraguayos y cada trabajador paraguayo finalmente contribuye al fisco. 

Fotografía Santiago Peña Palacios

 

¿Cómo es la negociación con Brasil por la tarifa de Itaipú? 

Desde la primera reunión con el presidente Lula Da Silva buscábamos una estrategia donde salgamos fortalecidos ambos países y que seamos ambiciosos en lo que queremos hacer. Le planteé a Lula que yo sentía una gran admiración por lo que habían hecho hace 50 años cuando se decidió construir esta gran represa, por cómo se imaginaron algo con menos tecnología y con menos conocimiento. Vislumbraron la construcción de una represa que 50 años después se opera regularmente y se pagó el 100% de la obra y hoy sigue siendo una de las mayores fuentes de generación limpia del mundo. 

¿Qué vamos a hacer nosotros en este momento de la historia, brasileños y paraguayos, para que dentro de 50 años piensen que lo que nosotros hicimos fue algo importante?  Y Lula me dijo que le gustó la idea. 

 

El sello distintivo de Paraguay va a ser el de una economía verde y sostenible

 

¿Y qué retrasa la negociación? 

Ahí entran a conjugar diferentes instancias, principalmente en el Brasil. En el lado paraguayo es mucho más fácil porque tenemos un sisma político unitario, un sistema donde también el proceso electoral nos dio mucha fortaleza política. Yo por ejemplo nombre al 100% de los ministros y en el caso de Brasil es diferente ya que ellos tuvieron que hacer varios acuerdos, por ejemplo, el ministro de energía, que es una pieza fundamental, no es del partido del presidente Lula. Ahí tuvimos que navegar en las entrañas de la política brasileña, para entender cómo construyen los diferentes grupos de poder, tanto en el gabinete como en el Parlamento, cuál es el rol que tienen las intermediarias de energía eléctrica. 

 

¿O sea que la demora tiene que ver más con la dinámica de la política interna de Brasil? 

El de ellos es un escenario mucho más complejo que el nuestro, donde Paraguay controla la generación, la transmisión y la inclusión de energía. Y estas cuestiones han hecho que la conversación sea un poco más larga, pero nada que, con mucha paciencia, con mucha tolerancia no se pueda conseguir. Nuestro punto central es no bajemos el precio de la energía a lo que es el costo, que hoy rondaría los US$ 10 el megawatt, porque es injusto para Paraguay, que no consume todo, pero tampoco Brasil le permite vender y estamos buscando un acuerdo transitorio mientras negociamos el Anexo C, que son las bases para los próximos 50 años. La posición de Paraguay es una posición firme, donde obviamente Brasil históricamente estaba muy acostumbrado a que lo que ellos propongan es lo que se aceptaba. Con el uso de la razón, con los argumentos técnicos, les estamos explicando por qué esa decisión sería perjudicial para Paraguay. 

Fotografía Santiago Peña Palacios

 

Más allá de esta negociación, ¿cómo está el vínculo con Brasil? 

Yo reconozco y no tengo ningún problema en mostrar realmente mi admiración al presidente Lula, en el contexto mundial se ubica dentro de los grandes líderes del mundo libre occidental. Lula sobresale, fue tres veces electo presidente y es una persona que tiene una gran visión. Sí me gustaría que sea un actor más importante en aglutinar a nuestra región que sigue dividida y nosotros no estamos practicando la cultura del encuentro. La ideología del siglo 21, esa incursión de Hugo Chávez, generó esta enorme división entre los países y los que no compartimos esa visión fuimos relegados con otras naciones. Y, por supuesto, reconocer que Lula históricamente siempre tuvo gestos de generosidad con Paraguay. No podemos olvidar cuando se hizo la modificación del tratado que triplicó la transferencia de recursos por la venta de energía: fue un gesto político muy importante del presidente. 

 

¿Cómo le explica a la ciudadanía que beneficio tiene llegar al grado de inversión? 

Una nación no se desarrolla sin inversión y esta puede venir de dos fuentes, interna o externa, es decir, los paraguayos que invertimos o los extranjeros que invierten. Y los países con poblaciones pequeñas como Paraguay tienen que ser muy abiertos, porque el mercado doméstico no es suficiente para generar la economía de cambio. La posibilidad de acceder a grupos financieros internacionales permite que el aumento de la inversión se pueda dar en el Paraguay y que el flujo de capitales llegue con mayor fuerza.

 

 ¿Es el gran salto para el desarrollo? 

Nos dará mayores oportunidades de empleo, mayor inversión, disminución de costos, por citar algunas cosas. Porque en la medida que se produzcan productos en el país para el mercado de exportación, también se va a poder producir para el mercado de consumo interno: acceso a más y mejores productos, así que no tengo ninguna duda que nosotros estamos en el umbral de dar este gran salto. Y esto va a significar la mejor política social que es la generación de empleo y el ciudadano de a pie lo va a sentir con mayores oportunidades de trabajo. 

 

¿Cómo es su relación con Javier Milei? 

Muy buena. Tiene una personalidad bastante conocida, pero es así, muy genuino, explosivo y frontal, está enfocado en una batalla económica y cultural. Y estas batallas muchas veces se pelean desde los extremos. Tiene una posición extrema, porque su lucha es una lucha extrema y ojalá que pueda tener éxito, porque en la medida que Argentina también reencause el ritmo de crecimiento, eso va a significar para nosotros una excelente noticia. Si miramos las medidas, todas han beneficiado a Paraguay; el cierre de la brecha cambiaria prácticamente eliminó el diferencial que hacía que el producto de Argentina inunde en el mercado paraguayo; la eliminación del subsidio ha hecho que se encarezcan los productos de este país y nuestros supermercados están vendiendo muchísimo más. 

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¿Cuál es su mensaje para los inversionistas internacionales y la comunidad empresarial global que están interesados en Paraguay como destino para sus inversiones y negocios? 

El mensaje que doy es que Paraguay es de verdad, es una apuesta segura y no una apuesta arriesgada. Estamos construyendo un proceso de desarrollo sobre una base muy sólida, ya fuimos una nación grande que se construyó no sobre recursos naturales, no sobre la ubicación geográfica, sino que se construyó sobre personas, nuestro mayor activo son las personas. Hoy estamos con el gran desafío de esta estabilidad macroeconómica, de darle las condiciones necesarias para el desarrollo del capital humano. Mi aspiración es que Paraguay esté dentro del grupo de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y aspirar a los niveles de desarrollo que tienen en gran parte de Europa. 

 

Estamos construyendo un proceso de desarrollo sobre una base muy sólida, ya fuimos una nación grande que se construyó no sobre recursos naturales, ni sobre ubicación geográfica, sino que se construyó sobre personas.

 

¿Cuál cree que será su legado y porque será recordado su gobierno? 

Mi gran anhelo es generar un cambio cultural. Que los paraguayos nos animemos a soñar con un destino de grandeza, nosotros mismos tenemos que convencernos de que tenemos absolutamente todo para ser una nación próspera y desarrollada. Esto funciona en economía como las profecías autocumplidas: si repetimos constantemente que somos un país pobre, atrasado, corrupto, seremos un país pobre, atrasado y corrupto. Si repetimos constantemente y nos convencemos de que el Paraguay tiene todo para ser un país desarrollado, un país de producción de alto valor agregado, de alto índice de desarrollo humano, eso seremos. Entonces tenemos que dejar la mediterraneidad mental e insertar al Paraguay en el mundo y eso va a permitir que nos desarrollemos mucho más fácil. 

 

Con 46 años ya fue funcionario del Fondo Monetario Internacional en Estados Unidos, Director del Banco Central del Paraguay, Ministro de Hacienda y ahora presidente de la República. ¿Quién será Santiago Peña después del 15 de agosto del 2028 cuando termines tu mandato? 

El valor de la experiencia suma mucho y ojalá sea un Santiago más sereno, más reflexivo. Gran parte de mi desafío de incursionar en la política fue eso, un llamado a la acción, que la gente se involucre, porque desde la gradería todos somos capos, todos sabemos qué es lo que se debe hacer, pero lo que hay que hacer es entrar a la cancha y jugar el partido.

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